El crochet como terapia es un tema que se ha explorado bastante dentro de la comunidad del crochet y ganchillo. Por mi parte, hacía tiempo que quería compartir mis ideas al respecto porque es una de las principales razones por las que personas de todos los ámbitos de la vida aman el crochet.
No es ningún secreto que las manualidades son actividades y pasatiempos que a muchos de nosotros nos aporta alegría, nos da paz e incluso nos conecta con nuestro niño interior. Las manualidades también pueden ayudar a alcanzar un estado mental muy reconfortante. El crochet no es una excepción.
Como madre primeriza, me encuentro recordando y reflexionando mucho sobre mi infancia. Hacer manualidades era una de mis actividades favoritas cuando era niña: recuerdo jugar con el carrete de tejer que me regaló mi Oma; la usaba para tejer cuerdas interminables que luego convertía en posavasos para la tetera y las sartenes de mi madre. También pasé por una etapa en la que quería ser diseñadora de moda y dibujaba innumerables diseños en mis cuadernos. Una vez cosí un bolso con restos de tela vaquera... Aunque el resultado fue muy amateur, ¡me sentía lo suficientemente orgullosa de mi creación como para usarla en la calle! Cuando somos niños nos sentimos felices y nos divertimos jugando. Pero a medida que nos hacemos mayores, perdemos nuestra relación con el juego y tenemos que ser intencionales para recuperarla.
Cuando descubrí el ganchillo en 2017, de repente volví a ese lugar de juego, a usar mis manos y divertirme por el simple hecho de hacerlo.
Más allá de la diversión, he descubierto que los movimientos del crochet ayudan a mi mente a entrar en un estado de relajación y pensamiento creativo. Cada vez que hago crochet y la “atmósfera” es la adecuada (¡te dejo mis consejos al final de este post!), experimento lo que creo que es la razón por la que a muchos de nosotros nos encanta esta disciplina: me siento más relajada, encuentro propósito en mi pequeño proyecto y lo mejor de todo es que mi cerebro se concentra y entra en un estado de pensamiento creativo.
¿A qué se debe exactamente?
La mecánica del crochet radica en movimientos repetitivos. A medida que insertas el ganchillo para tejer el hilo, avanzas lentamente, un punto a la vez, y construyes cada fila. El crochet no tiene atajos y hay que seguir trabajando un punto cada vez, hasta terminar el trabajo.
Pues bien, resulta que la mente encuentra esta repetición muy tranquilizadora porque es lo opuesto a tener que estar descodificando todo tipo de estímulos que navegamos en nuestra vida cotidiana. Esta repetición nos pone en un estado de relajación, que a su vez lleva a un estado de pensamiento creativo.
Para mí, esta es la magia del crochet: a medida que navegas este estado meditativo, van surgiendo pensamientos e ideas que de otro modo no te surgirían.
El crochet también es terapéutico porque puede aumentar tu autoestima. Puede que tejer una bufanda o un suéter no sea gran cosa, pero es relevante, porque tú lo hiciste. Pusiste las horas de trabajo y creaste algo que antes no existía, algo que simplemente vivía en tu mente. ¿No es esto poderoso?
El crochet me ha ayudado a sentirme mejor en momentos de tristeza o ansiedad. Tras varios años ya en este arte, estos son mis consejos para aprovechar al máximo el “crochet como terapia”:
- No olvides respirar mientras haces crochet. Asegúrate de inhalar y exhalar completamente. A veces, hacer puntos nuevos o tratar de arreglar errores hará que tu cuerpo se ponga tenso y te hará respirar mal.
- Descansa tus brazos. El ganchillo cansa los brazos y muñecas; apoyate sobre almohadas o cojines para evitar dolor.
- Haz pausas. El crochet tiene un punto adictivo y el “síndrome de una fila más” es real, asegúrate de hacer paradas cada tanto.
- En mi opinión, el crochet combina muy bien con el audio, así que la próxima vez que lo hagas escucha tu música favorita (o tal vez un podcast o audiolibro).
- En la medida de lo posible, evita pasar mucho tiempo documentando tu trabajo para las redes sociales. Yo soy culpable de esto, pero la realidad es que interrumpe totalmente el proceso de concentración y relajación.
- Sé amable contigo mismo y con tu progreso, sea mucho o poco. Intenta hacer ganchillo por el simple hecho de hacerlo y sin grandes expectativas. Cuando cometas errores, no seas duro contigo mismo, después de todo, significa que estás aprendiendo algo nuevo y dominando cada vez más este arte.